6 de agosto

Recibo un mail donde con afinada percepción me apuntan: "….El pasado más remoto y el más inmediato en diferentes capas que por momentos se deben mezclar... planos y capas distintas que deben aparecer involuntariamente, superponerse por momentos..." Lo copié textualmente, y pido perdón por la inconsulta apropiación, porque yo no podría expresar de mejor manera esta realidad. Desde que llegué a Mongolia me da vueltas la idea de la diversidad de los tiempos. En principio el desfase objetivo de 12 horas con respecto a mi hora doméstica y a las actividades de mis personas queridas en Argentina. Después estuvo la diversidad subjetiva, en cómo vive el tiempo el viajero y cómo los que encaran el día dentro de la estructura de la cotidianeidad. Evidentemente son dos marcos temporales con diferencias y que todos hemos experimentado. Pero ahora estas palabras que cité me hacen aparecer la diversidad en sí, intrínseca de lo que veo, las múltiples capas y planos temporales que afectan a un mismo objeto o visión. Toda cosa con historia sufre este proceso, pero el viaje tiene la particularidad de darnos ese nuevo espacio-tiempo que nos permite detenernos y poder percibir esos diferentes planos. Y en Mongolia son varios los que se juegan simultáneamente, el geológico, el histórico y el cultural. Y son planos ineludibles, imponen su presencia ininterrumpidamente. El nómade tiene la fascinante plasticidad cultural de incorporar todo lo que cae en sus manos, es más ansía tomarlo todo como un síndrome de extrema abstinencia forzada, pero lo hace sin modificarse sustancialmente. Dicen que si Chinggis Khaan resucitara y cayera en el ger de cualquier nómade mongol serían muy pocas las cosas a las que debería adaptarse.
Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde…
Y mi interpretación de esto es que no se distraen de lo que es absolutamente necesario y vital, e incorporan todos los otros elementos como una situación casual. Son sobrevivientes de siglos que conocen muy bien su salvavidas. En fin, agradezco profundamente el comentario, que me resultó iluminador y paso a contarles como fue mi retirada del Gobi.
Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde… Por las dudas aclaro que el nomadismo no es una actividad exclusiva de la estepa, sino que es el sistema productivo ganadero de toda Mongolia, está pautado por las estaciones. Hay nómades que se mueven un par de veces al año y otros hasta cuatro.

Mi vuelta al verde… Ambraa se encontró con sus hermanos, también chóferes de turistas en el Ger Camp de Ongiin. En seguida acomodaron inconsultamente los tantos como para viajar juntos. La noche del 4 cayó por mi ger, algo alcoholizado pero entero, para decirme que desayunábamos a las 7. Ahí nomás tuvimos el primer intercambio breve, porque yo le dije que iba a desayunar a las 8 y él no cejaba con su horario. Al final le di las buenas noches y me quedé pensando en el motivo de este pedido inusual en él, ya que generalmente el horario de salida era algo que acordábamos sin mucha cuestión. Finalmente desayuné a las siete y media, no por salomónico si no porque se dio así, pero él estaba encantado. Me dice si podemos pasar por el ger camp a saludar a sus hermanos. Pedido al que lógicamente accedo. Cuando llegamos vi que ellos estaban cargando sus respectivas vans con los bolsos y mochilas de los turistas, ahí ya comencé a sospecharme algo. Y luego Ambraa que no salía y no salía. Al final me amosqué y le dije que yo no estaba para esperar en la playa de estacionamiento y que nos fuéramos. Gélido silencio en la van… que conducía a la velocidad más baja que su temperamento le permite, miradas ansiosas al espejo retrovisor, paradas "técnicas" y casuales más habituales y así como por dos horas, hasta que finalmente aparecieron las esperadas vans fraternas.
Por supuesto, seguimos en caravana hasta Khujirt, pero en el trayecto le expliqué a Ambraa que a él le gustan las Khangai (montañas donde estamos hoy) y que a mí me gusta el Gobi, que él es un ser sociable y que yo prefiero la soledad (y cada día más!) y que además que si quisiera viajar con más gente me contrataría un tour, lo que evidentemente me costaría mucho menos plata que alquilar su van con el combustible y sus servicios incluidos. Creo que ahí entendió, porque si bien seguimos viajando en caravana no coincidimos más en las escalas técnicas. Lo que fue un avance importante en la graduación de mi goce viajero.
Circulamos siguiendo un camino paralelo al Ongiin Gol. Al principio árido y con pocos pastos, pero poco a poco fue dominando el verde y cada tanto Ambraa me volvía a decir de su preferencia por el Khangai y yo le contestaba que a mi gustan las steppes del Gobi, pero ya todo en tono mucho más simpático y con la música "moderadamente" alta. Llegando a Khujirt le dije que buscáramos el "Khujirt Tur" que es un guesthouse de ahí, ya que quería ver si no nos quedábamos a dormir esa noche en esa localidad. Cosa que hice con mi más aviesa intención y en forma de puñalada trapera, porque sabía que sus hermanos dormirían en Orkhon. Esto lo puso como loco! Finalmente rechacé este guesthouse y le dije que después de almuerzo y una pasada por Internet seguíamos viaje a Orkhon, lo que le devolvió su natural buen humor, pero el incidente sirvió para dejar algunas cosas un poco más claras. Cómo ser quién es el que paga el flete. Creo que el capitalismo todavía presenta algunas ventajas…

Almorzamos en un guanz (cantina) y partimos hacia el "internet café". Generalmente en estas localidades pequeñas, cabeceras de sum (departamentos de las aimag) el servicio lo brinda Telecom que es la compañía mongola de telefonía fija. Sus oficinas actúan como locutorio e "internet café". En este caso el locutorio eran dos cabinas y el internet café, una solitaria PC. Llegamos y ya estábamos medio apurados porque sabíamos de las espantosas condiciones del "camino" a Orkhon y yo tenía para por lo menos una hora de conexión. La empleada estaba evidentemente en el cambio de turno y nos atendió como si hubiera tomado un curso intensivo con Gasalla (Atráaaasss!). Finalmente accede a conectarme, deja al dependiente de la librería, que está en el mismo edificio, a cargo de cobrarme y se va. Ambraa me dice que se va a ver qué hacen sus hermanos y yo me quedo trabajando.
Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde…
Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde… Al minuto y medio de irse todos el sistema se cae! Reinicio todo, PC, módems, etc.… Pero nada. Se había caído el servidor de internet… El dependiente llama a la empleada y me hace entender, todo esto en mongol ya que Ambraa se había ido, que ya volvía alguien. Yo sentía que la ira me iba ganando, si hubiéramos ido a Arvaykher en lugar de Khujirt como era mi intención original… Cayó Ambraa y cuando vio lo que pasaba y mi cara de pocas pulgas trató de buscar alguna solución. Finalmente apareció con un flaco que tenía Internet en su casa. Nos vamos a la casa del tipo. Cuando llegamos, después de 20 minutos de barro para cruzar el pueblito, me encuentro con una conexión que tardaba años para abrir la página de Gmail!! Me doy cuenta que no me sirve después de un par de intentos y le digo a Ambraa que volvamos a la oficina de Telecom, ya que la conexión era más rápida. Pero, pero… en la PC había dos parejas chateando y bajando ring tones y un flaco en cola esperando! Como no soy neurótico (No qué va!) prendí el cronómetro; 57 minutos hasta que pude sentarme! En total habré perdido unas dos horas… Ambraa me traía jugo Minute Made a ver si me ponía de mejor humor ya que sabe que es lo que tomo para compensar la falta de frutas.

Arrancamos para Orkhon Khürkhree y mi humor mejoró instantáneamente. Los caminos son tan, pero tan malos que no puede creerse. Tardamos tres horas en hacer 60 kilómetros. No sólo pozos enormes, barro y cruce de vados, también tuvimos que andar sobre las rocas… Nunca antes anduve por lugares tan complicados como por este país. Y todo los terrenos son difíciles, el Gobi, las Khangai, el valle de Baga Gazryn, en fin, todos sin excepción. Ahora me explico porque se ven tantos Hummers en las calles de Ulaanbaatar…
Los paisajes del valle y el cañón del río Orkhon son absolutamente deslumbrantes… La cadena de montañas Khangai son un Parque Nacional que ocupa dos aimags. Y se justifica plenamente. Uno marcha por un amplio valle, de unos 2 a 3 kilómetros de ancho bordeado por montañas cubiertas de coníferas. Apenas un rato antes todo lo que veíamos era aridez y dureza, y ahora estamos inmersos en una alfombra verde que cubre todo lo que se ve, menos los escarpados acantilados del cañón. Llegamos a Orkhon y por supuesto, los hermanos ya estaban ahí esperando a Ambraa…

Resulta que las cataratas del Orkhon, que eso es lo que quiere decir la palabra Khürkhree, son muy populares entre los mongoles. Nuestro guesthouse no sólo estaba repleto, sino que también había acampado en él con sus carpas, autos y hasta un colectivo todo un contingente de turistas nacionales. En uno de los jeeps habían traido unos parlantes tamaño discoteca y a la noche… fiesta mongola en la puerta de mi ger!! Esa sí que fue una experiencia que no me imaginaba.

A la mañana siguiente me desperté con los graznidos de los halcones que sobrevolaban los restos de la fiesta. Francamente, quedé deslumbrado con la catarata y camine largo por su garganta, sus praderas y por un par de sus montañas vecinas. Cumplí con mi ritual dionisíaco en los ovoos de sus cúspides, fotografié yaks, caballos y halcones y me dediqué largamente a dejar que el tiempo pasara lentamente mientras disfrutaba de cada lerdo momento.
Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde…
Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde…                 Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde…
Con un poco de suerte esa noche tendría un poco de paz, ya que el colectivo mongol se había marchado. Pero no hay dicha completa, ya que se fueron unos y vinieron otros con parlantes más grandes todavía y que se dedicaron casi toda la noche a llevar adelante un concurso de karaoke. Entre el vodka que toman, lo naturalmente ruidosos que son y que desentonan más que una manada de gatos en celo, no sé si no prefería el aquelarre de la noche anterior. Los hermanos de Ambraa ya se habían ido, pero él encontró otros amigos con quienes se despacharon varias botellas de vodka. Compartí alguna ronda, pero cuando vi que la mano venía muy densa me retiré a mi ger a gozar del karaoke mongol.
Orkhon Khürkhree – La vuelta al Verde…
Si no tenemos algún imprevisto, y Ambraa logra recuperarse, el 7 estaremos en Karakorum.
Nota anteriorNota siguiente