12 y 13 de julio

Sigo esperando que cambie la suerte, por momentos parecería que hace unos esbozos de cambio, pero después nada. Todo siguie extremadamente difícil y cumpliendo fielmente la Ley de Murphy.

El martes tenía que venir el mecánico por la mañana, así que una vez que estuve listo partí hacia donde tenemos estacionadas las motos, que están en una playa de estacionamiento descubierta de unos edificios de viviendas. Los vigiladores para hacerse unos mangos extras nos tomaron las motos a su cuidado.

Llegué y como había estado lloviendo estos días los muchachos habían cubierto los tableros con unas bolsas plásticas. Me puse a trabajar, regulé frenos, rehice parte de las conexiones eléctricas, cambiando donde pude por cables de mayor diámetro, sobre todo los de las baterías. No toque nada del encendido, ni saqué, aunque tuve ganas los tanques de combustible para ver cómo estaba el cableado. Armé las instalaciones para los GPS, con sus fusibles y fije las tomas a los tableros. Cuando terminé ya hacía rato que había pasado el mediodía y del "bike guy" como le dice Meg, ni noticia. Me llamó Rosario que tenía unos fideos listos, eran más de las 3 y media y me fui a almorzar. Después caminamos por calles que no conocíamos de la ciudad, descubriendo y sacando fotos.
Ulaanbaatar – Luchando con las motos
Ulaanbaatar – Luchando con las motos A las 10 de la mañana del día siguiente vino el mecánico, instalamos los espejos perdidos, cambiamos el cable cortado de descompresión y probamos la marcha del motor de mi moto porque no me gustaba como regulaba. Insinué decirle que arrancáramos la de Rosario, pero no me entendió, o se hizo el que no y quedamos ahí. Duración de la tarea, una hora. Volví al departamento y le dije a Rosario que nos íbamos a dar una vuelta con las motos. Y Rosario salió de la casa con las antiparras puestas! Llegamos, arranco mi moto sin problema y la saco de la playa, hago lo mismo con la de Rosario, pero primero le abro el paso de nafta. Estas motos son tan irregulares que en mi moto el paso de nafta está abierto con la llave en posición vertical y en la de Rosario en posición horizontal, cosa que en ese momento no sabía. Así que lo que hice en realidad fue cortar el paso de nafta. Arranco, doy una vuelta por la playa y la saco afuera de la misma, hago 5 metros y la moto se para. Trato de arrancarla nuevamente, les recuerdo que estas son a patada, no tienen botón de arranque, por si no lo sabían… Y de repente Rosario me grita que de abajo del tanque de nafta sale humo! Ya me había dicho Ignacio Giache que tuviera cuidado porque sabía de varios casos que se habían incendiado. Me fijo y descubro que el stop de emergencia está en corto. Con las lluvias le había entrado agua a los comandos de los puños, por lo que estaban cortocircuitados. Abro el puño del stop, corto los cables, que estaban totalmente fundidos y me pongo nuevamente a patear, pero nada, ni una explosión. Nada. Llamamos a Meg para que nos llame un mecánico que llegó como una hora y media después. Nuevamente, muchas veces cuando siento que me pega la mala, en realidad me estoy salvando de una más grave. El caso es que si la moto no se hubiera parado por la nafta cortada lo más probable es que se hubiera prendido fuego, avivado con el viento de la marcha, en la ruta.
El flaco, que estaba en sus veinte tempranos, apareció con su novia y evidentemente conoce estas motos de memoria. En seguida la desarmó completa y empezamos a mirar. No pude creer cuando ví que había más cables pelados y cortocircuitados! Un desastre! Sacó asiento, tanque de nafta, tapa de motor de los dos lados, Verificó todo, bobina, platinos, bujías, carburación… Y la moto nada, cayó otro flaco amigo del primero y se puso a ayudarlo. En un momento le dije a Rosario:" Ya no entiende más nada, no sabe lo que pasa" Y Rosario me preguntó que cómo sabía. "Porque hace lo mismo que hago yo cuando se me para la moto. Se pone a mirarla…" Después empezó a desarmar mi moto, intercambiando piezas. Al final cuando cambió la bobina la moto arrancó, volvió a instalarle la bobina original y la moto siguió andando bien como si nada. Cosa de Mandinga! Terminamos con todo esto como a las cuatro, así que le dije a Rosario que la salida quedaba para mañana, pero resulta que el cuidador de la playa ahora no me dejaba entrar las motos! Trato de explicarme en mongol porqué no, pero yo no entendí y furioso empecé a irme con las motos y la música a otra parte, cuando apareció Meg y me explicó que no podía entrar las motos antes porque estaba el jefe del cuidador, pero que ahora si podía llevarlas, así que quedaron guardadas y mañana cuando queramos salir ya veremos qué nueva situación se nos presenta. Ulaanbaatar – Luchando con las motos
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Ulaanbaatar – Luchando con las motos Después Meg nos mostró su colección de huesos de dinosaurio, entre los que se destacan dos dientes de protoceratops, todos recogidos por ella en el Gobi, en la zona a la que esperamos llegar algún día, y una magnífica colección de piedras, también de las montañas del Gobi. Colección que me hizo acordar inmediatamente a esas `personas que conozco, que aman las piedras.

Para despejarme, la dejé editando a Rosario y me fui a caminar por la ciudad, donde la fiesta por el Naadam continúa a todo dar. En la Plaza Suhbatar había una especie de concurso de baile y un montón de gente bailando. Divertido y colorido. Volví de mejor humor y un poco más confiado. Veremos…

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Pero ya pensé una solución, si las cosas no mejoran para mañana voy a salir en busca de un shaman mongol que me desengualiche.
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