30 de julio

La verdad es que no sé por dónde empezar y mucho menos como continuar… Temo perderme en los detalles, pero la verdad es que todo lo que fue pasando estos días osciló de lo imprevisible a lo francamente surrealista.

En principio estaba creído que me alquilaba un jeep y partía alegremente como en cualquier país del mundo, mas no debemos olvidar que Mongolia no es cualquier país del mundo. Acá no alquilan los autos sin chófer, porque las mayores probabilidades son que ninguno vuelva. Así que nos alquilamos una van por 17 días con su correspondiente chófer. Su nombre es Ambraa y es un mongol muy simpático, con mucha energía y que además habla ruso. Condición esta última que nos facilitó muchísimo la vida, aunque una vez más me odié por no haberme esforzado más con mis clases. Punto a favor de la paciente Lara. Salimos de Ulaanbaatar el 27, una mañana cargada de presagios de lluvia y nos dirigimos una vez más a Bayan Onjüül. Ambraa resultó ser una especie de loca máquina de conducir a fondo por encima de absolutamente todo y encima con un I Pod que atronaba con pop electrónico mongol y a veces internacional. Siguiendo un consejo que alguna vez me dieron con cariño, me dejé fluir y asumí esta nueva realidad de entregarme en manos de este casi desaforado conductor. Me di cuenta que había razón en medio de su locura, o en este caso habilidad al volante y decidí tomármelo como mi montaña rusa particular.
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol Volvimos a hacer parte de los caminos que ya habíamos recorrido antes, pero por supuesto por una huella distinta y llegamos a Bayan Onjüül casi al mediodía. Ambraa cuando me vio colocar en el tablero el GPS me dijo que él el GPS lo tenía en la cabeza. También a él el destino le haría tragar sus palabras… Terminamos el día en el maravilloso Baga Gazryn Chuluu. Es una especie de valle lunar extraordinario, con grutas y lleno de `pequeños ovoos que la gente del lugar se ocupa en construir. Es tal su atmósfera mágica que en medio de sus piedras, en una estrecha hondonada con su propio micro clima, los budistas construyeron dos templos en el siglo XIX y que también ahí buscó refugio Zanabazar, o como les gusta decir a los lugareños de toda Mongolia con respecto a su zona, Chinggis Khaan llevaba sus caballos a pastar. Los templos fueron destruidos durante las purgas soviéticas y hoy visitar estas ruinas no deja de ser una experiencia que conmueve.

A partir de esa noche comenzamos a dormir en gers de pastores. Estos gers llamados guesthouses forman parte de un programa de turismo sustentable que les genera, muy buenos ingresos a los pastores que se adhieren al mismo y es sumamente económico para el viajero backpacker o simplemente aventurero. Ya que si bien el servicio es extremadamente básico, una cama y comida, sin baños, el costo nunca excede los U$S8 por día.-
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol
El 28 a la mañana salimos para Mandalgobi, siempre viajando hacia el sur, siempre adentrándonos en el Gobi, viendo como el paisaje se iba modificando kilómetro a kilómetro. En esta ciudad se celebraba el Naadam. Una vez más me sonreía la suerte. Finalmente iba a poder asistir a un Naadam en la provincia y fuera del circuito turístico. En el interior es una fiesta donde toda la comunidad, incluido el público, participa mucho más, no solamente desfilan las fuerzas policiales y armadas, sino que los de seguridad social, las organizaciones tradicionalistas y hasta los mineros con su ropa y cascos! Vi varias coreografías que me reconciliaron con el folklore mongol y que tenían poco que ver con lo visto en el teatro en Ulaanbaatar. La mayoría de la gente estaba engalanada con sus mejores trajes tradicionales y además había muchas personas de a caballo mezclados dentro del público. Ese era el día de la carrera de caballos y algo de lucha. La carrera de caballos es muy especial porque es de un recorrido de entre 15 y 30 Km campo a traviesa y los jockeys tienen de 5 a 12 años no más.

Llovió esporádicamente sin interrumpir la fiesta y de ahí partimos hacia Tsagaan Suvarga. Nuestro chofer se había encontrado con otros 2 conductores de otros grupos en Baga Gazryn Chuluu y habían decidido viajar los tres en caravana. Me pareció que dada la inexistencia de caminos y que ya estábamos dentro del desierto era una práctica sumamente razonable. Lógicamente esto no sólo implicaba seguir el criterio de nuestro conductor, sino también adaptarnos al ritmo de los otros dos grupos. Así es mi vida, del viaje en solitario por Asia Central a viajar en caravana y conducido por un tercero en Mongolia…
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol En el camino se perdieron varias veces, los tres, y ahí agradecí estar con gente baqueana, porque si ellos se perdían en estas inmensidades, puedo fácilmente imaginarme por lo que yo hubiera pasado y encima con la responsabilidad de una tercera persona. Lo gracioso es que cada vez que se perdían entraban en conciliábulo conmigo para ver la orientación que tiraba el GPS y a qué distancia estábamos de nuestro destino. Sin que le tuviera que decir nada Ambraa solo me reconoció la utilidad del GPS. En el camino paramos a pedir indicaciones en un ger de pastores camelleros. Tenían organizado todo un tambo de camellas. Las crías estaban en estaca y las madres sueltas en el campo. Llegada la hora del ordeñe dejaban acercarse a las camellas de a una y mientras la cría mamaba de una ubre, ellos las maneaban y ordeñaban de a una por vez.

Finalmente llegamos a Tsagaan Suvraga una formación rocosa de piedras blancas. Para llegar hasta ahí en el tramo final tuvimos que atravesar una especie de formaciones tipo bump, donde creí que nos matábamos, porque encima teníamos el sol de frente, pero este enloquecido de Ambraa se ve que ve donde uno no y además se mandaba en unas subidas y bajadas que para mi eran pendientes de 90º.

Tsagaan Suvraga (Cañadón Blanco) en ese desierto de piedras me hizo acordar a otro desierto y a otras bardas blancas. Mi cabeza viajó en el espacio y en el tiempo y de golpe aparecí en el Valle del Río Deseado, en Koluel Kayke (Bardas Blancas), Santa Cruz, unas decenas de años atrás cuando me tocó vivir ahí.
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol
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Ya estábamos en el Gobi. Trudna Gobi, me decía Ambraa. El paisaje ya mucho más árido, a pesar de ser un verano llovedor, la sustitución del ganado bovino por los camellos. Las extensas ondulaciones arenosas, los duros pastos amarillos…

Llegamos a Dalanzadgad para el mediodía, justo para almorzar algo en un guesthouse y ducharnos en un local que se dedica exclusivamente a eso. Por 2.000 Tg uno se puede dar una ducha en esta ciudad en medio del desierto.

En Dalanzadgad abandonamos a la caravana, ya que ellos querían asistir al Naadam local, pero nosotros teníamos más interés en visitar Yolin Am (La Garganta de los Buitres) que es un cañón en el cordón Zuun Saikhani Nuruu. Después de un poco de insistencia y algo más de firmeza logramos hacer que Ambraa nos llevara ahí. Su represalia fue poner el festival de San Remo a todo volumen sin solución de continuidad. Lo escuchamos tres veces seguidas hasta que le pedí que lo cambiara. Cosa que hizo por el consabido pop mongol y también a todo volumen!
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol        Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol
Dalanzadgad – El Roller Coaster Mongol Llegamos en un momento que el cañón estaba iluminado con una luz mágica. Un par de horas antes de la puesta de sol. Nos daba el tiempo justo para recorrerlo, se hace a pie en zona escarpada y son tres kilómetros.

Cuando lo dejamos ya era casi de noche y no conseguíamos un guesthouse con espacio para nosotros. Finalmente encontramos uno, pero el ger estaba ocupado por un matrimonio catalán simpatiquísimo, Jordi y Laura, quienes por suerte no tuvieron ningún inconveniente en compartirlo con nosotros. A la mañana siguiente seguimos bordeando las Saikahni y llegamos finalmente a Bulgan, que es una muy pequeña ciudad de provincia y esto debe entenderse en términos mongoles…. Nos quedaremos acá hasta el 31 que partimos a vivir con una familia de pastores tal como era nuestro plan original.

Para quienes quieran más precisiones les cuento que estamos en la parte más austral del Mongolia, en el corazón del Gobi, en la zona protegida llamada GOBI GURVANSAIKAHN NATIONAL PARK. Una de las zonas más ricas en fósiles de dinosaurios del mundo y donde Roy Chapman Andrews hizo sus excavaciones a principios de siglo.


Acá el Gobi se siente cada vez que se respira.
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